Comenzamos con el viaje.
Algo pasa en Barajas que hace que un servicio tan útil como el PMR tenga fallos que tan solo pueden explicarse por 2 motivos. O dejadez o falta de personal. Lo primero, quiero pensar que no es, así que tendremos que echar culpa de nuevo a los recortes. Parece que todo lo que sea facilitar la vida a los minusválidos o dependientes, va en contra de los intereses de ese ente impersonal y absolutamente carente de humanidad que es el interés político-económico. Así que antes que quitar otras cosas, prefieren ir cortando rebanaditas a los que menos podemos quejarnos.
La cuestión es que el viaje de ida a Foltra, en Santiago de Compostela, fue sin problemas. Pero a la vuelta se torció de nuevo.
Algo que no había pasado antes, en el aeropuerto de Santiago y algo que ya no es nuevo por desgracia en Madrid-Barajas.
Llegamos con 2 horas de margen al aeropuerto de Santiago, en el lugar donde se supone que te vienen a recoger, no hay nada para avisar de tu llegada, tipo los monolitos que hay en Madrid. Esto no es nuevo, así que hago lo de siempre. Llamo al 902 del servicio PMR avisando de que estoy allí. Me pasan con la oficina PMR de Santiago y nadie coge el teléfono.
Mi acompañante, en este caso, mi hermana, sube a la oficina y no hay nadie atendiendo. Así que tras esperar un rato allí, y yo abajo, sin un mal banco donde poder sentarme, tiene que cortar por lo sano. Coge sin permiso una silla de ruedas (ya que no hay a quién pedírselo), y viene a buscarme. Subimos y al rato ya nos atendieron. Yo no dije nada. Y el resto del servicio transcurrió sin más incidencias.
Esperando que esto fuese la anécdota del viaje, llegamos a Madrid y allí comenzó otro periplo.
La persona que vino a recogerme no tenía orden de traer silla de ruedas, ni de venir con plataforma, de modo que yo tenía que bajar las escaleras del avión, cuando yo, con 3 semanas de antelación, había reservado este servicio con todo, como así se lo hice ver al operario.
Debo decir que en esta ocasión este operario hizo todo lo posible para realizar un servicio digno. Me ayudó a bajar por la escalerilla del avión, muy despacito, cosa esta también gracias a algo que sucedió en la consulta de Foltra, de lo que ya hablare a su tiempo. Algo que si no me hubiesen hecho, seguramente, aun con toda la buena voluntad de este señor, no hubiese podido bajar esas escaleras.
Llamó por radio diciendo que su orden de trabajo era incorrecta y solicito una silla de ruedas. La contestación fue que me llevase a la sala de equipajes y me esperase allí. Esto no fue considerado aceptable por este señor y volvió a llamar por radio a otro compañero. Solicitó una silla de ruedas a la T2 (nosotros estábamos en la T1), fuimos con la furgoneta hasta la T2, le bajaron la silla y volvimos a la T1. Allí, me instalo en la silla y fue a aparcar la furgoneta, para, él mismo, realizar completo el servicio llevándome hasta la plaza de parking donde estaba nuestro coche.
Algo que debía solucionarse en unos minutos se alargó más de una hora.
No presenté queja formal en esta ocasión, aunque sí que, al día siguiente, envié un email al servicio PMR de Madrid contando lo sucedido. Y no presenté queja formal debido a que el operario lo intentó todo para dar un buen servicio, y me pidió disculpas muchas veces, no teniendo él la culpa de nada, pues su orden de trabajo era errónea.
En fin…
Las dificultades se solucionan cuando hay voluntad. Te recomiendo viajes en avión el mayor número de veces que puedas. , En mi caso, desde que me diagnosticaron la EMPP en 1999, viajé con ayudante a multitud de países. Ahora ya no puedo viajar en avión desde el año 2005; por carretera puedo aún pero con furgón adaptado y con todos los artilugios que ahora necesito (silla de motor, silla de baño, máquina de pedalear y desde hace un año la grúa). En fin, a pesar de todo soy afortunada porque aún puedo escribir con mi mano derecha (el único miembro que funciona). Saludos y mucho ánimo!
Muchas gracias por tu comentario,María.
Desde este blog siempre se ha predicado la conveniencia de salir y no quedarse en casa lamentando que,en lugar de la lotería, nos haya tocado esta compañera de viaje tan desagradable, que es la EM.
Testimonios como el tuyo hacen que nos llenemos de fuerzay ánimo para seguir intentando llevar una vida lo más plena posible.
Muchas gracias y un saludo.