Conforme la enfermedad avanza, y aunque no avance, las secuelas físicas que deja se van haciendo cada vez más graves, hay que ir adaptándose a las necesidades que el cuerpo con estas discapacidades en muchas ocasiones incluso te grita para que te des cuenta que debes hacer algo.
Para que podáis llevar un control de la evolución de la enfermedad y los trastos que he tenido que ir adquiriendo con el tiempo os dejo unos links a las entradas anteriores que trataban este tema.
Aquí la primera, aquí la segunda y aquí la tercera.
En esta ocasión fueron varios los problemas para los que hubo que buscar solución, ninguno nuevo. Tan solo producidos por el mantenimiento en el tiempo de un problema anterior.
Comenzamos.
En la primera entrada ya puse la necesidad de adquirir un bipedestador.
La importancia que tiene para una persona obligada a estar en silla todo el día el poder estar de pie unos buenos ratos es enorme, pues evita males mayores como la aparicion de las molestísimas escaras de presión, osteoporosis y problemas circulatorios, como daños principales.
En mi caso el avance de la enfermedad ha terminado haciendo que no tenga control del tronco, por lo tanto no tengo fuerza para mantener erguido el cuerpo de cintura para arriba si no es con la ayuda de mis brazos.
El bipedestador que adquirí tiene una especie de manillar de bicicleta al cual puedes agarrarte para subir y luego permanecer apoyado en los codos para estar de pie. Esto lo digo debido a mi estatura ya que si fuese más bajito probablemente el bipedestador con su arnés sería suficiente para mantenerme erguido.
El problema consiste en que como yo no puedo mantener mi tronco erguido por mí mismo, debo hacer fuerzas con los codos para no caerme hacia delante y esto acababa siendo agotador para mis hombros, además de que al hacer fuerza con los hombros, la superficie cilíndrica del manillar no proporcionaba estabilidad ninguna. Así que aguantaba muy poco tiempo de pie, no por cansancio de piernas sino por tener que hacer fuerza con los brazos para mantenerme erguido.
Durante un tiempo busqué cómo podría solucionar este tema y al mismo tiempo estar más cómodo debido a mi estatura sin tener que cambiar de bipedestador, que como os podéis imaginar no es un desembolso barato.
Vi que de momento, si pudiese mantener mis codos apoyados en algo que soportarse mi peso y que no tuviera que estar haciendo fuerza constantemente y al mismo tiempo equilibrio para no caerme podría ser una buena solución, y al mismo tiempo si fuese una estructura que estuviese más alta que el manillar en la posición elevada me permitiría estar más cómodo y se me ocurrió esta idea que dibuje a modo de plano con el ordenador y le entregué a un herrero de mi localidad, el mismo que ya realizó la rampa para acceder con la silla de ducha al plato de ducha que aparece en la tercera entrada de los cachivaches.
Una tubería cortada longitudinalmente por la mitad, con un tope soldado en la parte exterior para evitar que los codos se saliesen del receptáculo, soldado a un cilindro que elevaba estos útiles 5 centímetros más, lo que me venía de perlas para mi estatura.
Como evidentemente todo es metálico y podría hacerme daño, optamos por forrarlo con dos pedazos del material mullido que están hechos los churros de piscina famosos que sirven para flotar, donados amablemente por mis hijas.
Con alguna modificación para poder meter las cintas del arnés con más comodidad y sujetos estos útiles mediante un tornillo al manillar, así puedo pasarme buenos ratos de pie sin que mis hombros y codos sufran y mantenerme erguido sin que el tronco caiga hacia delante.
¿Queda bonito? No.
¿Es efectivo? Mucho.
Ya pensaré algo más fino para mullirlo de forma más elegante, pero cumple perfectamente su función.
Además debo decir que el herrero no ha querido cobrarme nada por esto. Así que la transacción la finiquitaremos con un almuerzo. Ventajas de vivir en un pueblo.
¡Muchísimas gracias David! 😉
Otro de los cachivaches que he tenido que adquirir recientemente es una evolución del cojín viscoelástico que ya os mostré en la primera entrada.
El problema de estar sentado, al menos en mi caso, es que la zona del coxis se me carga e incluso se irrita, llegando a aparecer una pequeña herida.
La cuestión es que esto se evita sencillamente no apoyando esa zona de las posaderas y para eso adquirí este otro cojín que además tiene la superficie sobre la que te sientas formada por una especie de botones de gel sobre superficie viscoelástica lo cual hace que sea realmente cómodo, y la escotadura trasera que se puede observar coincide justo con la zona del coxis, de modo que esta zona no sufre presión alguna.
Para terminar está entrada os mostraré un aparato que complementa enormemente otro que ya os enseñé en la primera entrada de los cachivaches. Si recordáis, o habéis visto en los links que os he puesto al principio, adquirí una plataforma vibratoria para activar la circulación de las piernas, comprometida tanto por la inmovilidad como por la espasticidad de mis piernas.
Este ejercicio de vibración es bastante violento y no se recomienda hacerlo durante más de 10 minutos seguidos y no más de 30 minutos diarios. Pero el problema circulatorio en las piernas que tenemos las personas con movilidad cero es muy serio. Es el retorno venoso que no se lleva a cabo tanto por la falta de movilidad, como en mi caso, por la espasticidad que constriñe las venas.
De modo que mirando posibilidades y hablando con mi fisio ya tenía mirado un aparato llamado Happylegs, de patente española y que ha recibido varios premios.
Se vende como la máquina para andar sentado e intenta imitar el movimiento de caminar, de modo muy suave.
Este aparato tiene 3 velocidades, la máxima de las cuales es perfectamente asumible por mis piernas, aunque quizá para personas ancianas o con algún problema más serio pueda acabar siendo cansado.
Supongo que habrá variantes de este aparato algo más baratas, pero yo he preferido ir al original.
Hace muy poco que lo tengo y es todavía pronto para poder deciros si realmente ayuda, pero sí que os puedo decir que es un ejercicio pasivo que puedes realizar durante mucho rato, el motor es enormemente silencioso y puedes utilizarlo mientras estás viendo una película sin ningún problema, y al cabo del rato las piernas las notas cansadas como si hubieras caminado.
Y hasta aquí la entrada de hoy.
Como podéis ver estos cachivaches son resultado más del mantenimiento en el tiempo de los problemas que ya tenía que de la aparición de nuevos problemas.
Y supongo que esto será una tónica general en mi vida.
Volvemos a tener que hablar de adaptación a lo que la enfermedad va causando en tu cuerpo. Luchar contra ello, negándolo simplemente hará que estés peor y las personas que te rodean sufran al verte a ti estar mal.
Como dije en la primera ocasión, los catálogos de ortopedias y ayudas técnicas son enormes y hay una miríada de objetos que pueden hacer el día a día de las personas con algún tipo de problema mucho más sencillo.
Que no os de ningún tipo de vergüenza o pereza hojearlos y buscarlos.
Podéis preguntar a terapeutas ocupacionales que son profesionales al tanto de todas estas ayudas técnicas. Os podrán orientar al respecto.
No hay necesidad de sufrir o estar incómodo si alguien ya ha pensado en estas necesidades, incluso viendo las posibilidades que hay, a vosotros se os pueden ocurrir cachivaches que podéis construir o hacer que os construyan para hacer vuestro día a día mejor.
Evidentemente este tipo de entradas quedará abierta a nuevas posibilidades.
Espero que podáis sacar ideas para los que lo necesitéis o conozcáis a gente que lo pueda necesitar.
El ingenio y los materiales de cada vez mejor calidad hacen posible que pequeños o grandes inconvenientes sean mucho más llevaderos en el día a día.
Abrazos