Releyendo las últimas entradas veo una tendencia clara a estar sombrío en el mejor de los casos.
No voy a negar que sobre todo al principio de encontrarme ya realmente mal,estando en pleno proceso nada fácil de aceptación, pasé muchos días con un talante parecido a como te quedas después de leer las últimas entradas, con todo lo que eso conlleva de dificultad en la convivencia día a día con una persona que se siente así.
Pero no todos los viajes llevaban a este tipo de sentimientos. Como ya dije descubrí nueva música, canciones clásicas que en su día no escuché, algunas tan clásicas que es imposible que las escuchara realmente a su tiempo porque corresponden a la juventud de mis padres, 😉 😉
Y una de las cosas que más me transportaron fue encontrarme con retazos del Juanjo de 6 a 12 años, a veces incluso antes y otras incluso después.
No recuerdo cómo fue mi primer encuentro con esto, supongo que sería como casi todo en internet, una cosa te lleva a buscar otra y los resultados te llevan a otro sitio y así sucesivamente hasta que…bang!
Salió el primer vídeo que os pondré hoy.
El viaje fue instantáneo, sábados por la tarde, aproximadamente la hora de comer. Y el coro comenzaba a entonar…
¿Cómo se os queda el cuerpo?
Yo recuerdo cómo se me quedó a mí.
¡Ganas de más!
Y claro una vez empiezas es difícil parar…
https://www.youtube.com/watch?v=C7xbB0VnNBo
https://www.youtube.com/watch?v=BBaPIvINKdI
https://www.youtube.com/watch?v=587wPF5cdrM
https://www.youtube.com/watch?v=Nvoo_d6YFeA
Y se podría seguir muchísimo más, como os podéis imaginar, porque esa máquina del tiempo que es YouTube puede llegar a hacer que caigas en un vórtice espacio temporal del cual cuesta realmente salir 😀
Supongo que los que no seáis españoles y más o menos de mi edad, 45, no sentiréis lo mismo, algunos no os sonaran y otros directamente no sabréis ni lo que son…
Pero seguro que seáis del país que seáis tenéis sintonías infantiles, series de dibujos animados, canciones o juegos que en el momento que comienzan a sonar despiertan en vosotros algo que aparentemente se había perdido, pero que realmente lo único que hacía era dormitar, tan solo esperando saltar para ocupar el sitio que realmente merece.
Son sentimientos que merece la pena recuperar, vuelven a ti olores, sabores y sensaciones, que generalmente te llevan a una vida sin preocupaciones reales, donde lo más importante era la calle, la pandilla de amigos, el bocadillo a la hora de la merienda, y tras el trago de los deberes del colegio, nuevas formas de ir creando la personalidad que hoy tenemos.
No se vosotros, pero en mi caso estas series de televisión unidas a otras muchas y lo concerniente a los dos próximos capítulos de aquellos maravillosos años, forjaron la base del Juanjo actual. El que se preocupa por las cosas, al que llevan los demonios cuando ve una injusticia, el Juanjo que siempre sigue un poco vigente cuando quiere quedar con amigos, cuando se propone hacer cosas en grupo, cuando cree que el grupo al que pertenece es importante, merece la pena pertenecer a él y enriquecerlo todo lo posible. El que sigue siendo muchas veces de que las cosas son blancas o negras, porque cuando vienen los matices, vienen los problemas adultos.
Está claro que ese Juanjo por sí solo no es el que existe hoy en día.
El que existe hoy en día acepta las reglas del juego adultas, comprende las complicaciones reales de la vida, pero también tengo clarísimo que jamás sería como es hoy en día sin esa base.
Evidentemente muchísimo más compleja que unas cuantas series de dibujos animados, formada por muchas diferentes situaciones, pero que llegan a tocarse y a despertarse abriendo la puerta de estas sintonías y de estas imágenes.
¿Tiene todo esto algo que ver con la esclerosis múltiple?
Directamente absolutamente nada. Sin embargo se que la posibilidad de vivir con esto e intentar sacar posibles cosas que puedan tanto ayudarme a mí como ayudar a otras personas sería absolutamente imposible sin ese Juanjo que se sentaba delante de la tele comiéndose el bocata viendo estas imágenes, pensando en lo que iba a hacer cuando terminase, o esperando la comida en familia cuando esto era el previo al informativo de mediodía de los sábados.
Supongo que todos nosotros le debemos muchísimo a esa primera base de nuestra personalidad.
Y realmente os deseo el viaje hacia ella sea tan placentero como lo ha sido el mío.
Si unimos esto junto a los dos próximos capítulos creo que podréis tener una idea bastante cercana de la amalgama que hay en los cimientos de muchos de nosotros.
Seguiremos disfrutando.
Hola Juanjo.
Claro que no tiene que ver nada con la EM , pero me encanta recordarlo. Me he reído bastante porque «me sé casi todas las canciones» ja ja ja., también he disfrutado. Un abrazote 😉
Gracias Conchi. 😉
Me ha encantado he revivido otra vez todos esos años con sus momentos.
Gracias por compartir
Gracias por comentar, Julia.
De eso se trataba. Aprovechar para desconectar un rato volviendo a la niñez.
Encantado de que te pases por aquí y nos acompañes.
Hola Juanjo. Hace mucho que te sigo me has ayudado mucho.
Has remivido unos recuerdos muy gratos de tiempos remotos en los que la EM no estaba presente, o lo que notaba no le di importancia. Echo de menos a Vicky el vikingo…..
Gracias por todo.
Hola Miguel, muchas gracias por seguirme y por comentar.
Tienes razón, Vicky el Vikingo era uno de los grandes…
Me alegro de haber despertado recuerdos agradables.
Eso precisamente es lo que pretendía.
Un saludo.
Qué bien Juanjo!!!!
Qué buenos recuerdos!!! Me las sé todas o casi. Me llevan a los bocatas de Nocilla, de Tulipán, a los quesitos del Caserío… Gracias
Muchas gracias a ti 😉