Echando la vista atrás desde el momento y lugar en el que estamos, y mirando con los recuerdos más que con los ojos, todos vemos figuras de personas o incluso situaciones y cosas que vimos, que influyeron de una manera u otra en nuestras vidas, bien porque nos ayudaron a encontrar el camino, bien porque evitaron que comenzáramos a salirnos de él, o también porque nos convencieron de que el camino que llevábamos, si bien no era malo, otro cercano, y que se dirigía a otro lugar, haría que tuviésemos una vida más plena, y nos ayudaron a dar el salto de un camino a otro.
Todos tenemos esas figuras que han influido o siguen influyendo en nuestras vidas. Incluso los muy orgullosos de haber construido su propio camino han tenido, en momentos puntuales, ayuda de algún tipo.
Las personas como yo, que han trazado su camino con bastantes curvas al principio, hasta sin un destino claro en un momento en que se supone que ya se debería tener fijado un rumbo cierto, pero que ese rumbo al fin aparece claro y te diriges hacia él con toda tu voluntad y determinación, no solemos aceptar la ayuda de buen grado. Las manos tendidas de pronto ante ti, más hacen crecer la desconfianza que el agradecimiento y se suelen rechazar, en el mejor de los casos con una sonrisa, en el peor, quizá mordiendo esa mano que hay ante ti. Las figuras que ayudan a las personas como yo, suelen sugerir la ayuda, el cambio, la sugerencia que cambiará tu rumbo a mejor, y la ponen delante, a ver si la ves e, iluso de ti, crees que la has encontrado tu mismo. Me alegro de haber encontrando esas figuras a tiempo, en ocasiones justo en el momento en que o reaccionabas o ya no podías volver a andar ese camino de otro modo.
Esas figuras las ves con su verdadero valor en el discurrir de tu camino. Con ligeros movimientos de cabeza hacia atrás, te das cuenta de esa sugerencia. Esa palabra dicha cuando debías oirla y que fue decisiva para seguir tu rumbo con convicción. Esa perspectiva te la da el tiempo, y mirar atras con ánimo de aprender. Nunca para lamentarse.
Deseo a todo el mundo que encuentre sus figuras rectificadoras, que sepa verlas y escucharlas, diferenciando las buenas de las erróneas y que acabemos todos, si no en el destino que nos fijamos cuando ya sabíamos realmente cual queríamos para nosotros, el más parecido posible.
En mi camino, como todos sabeis, surgió un enorme imprevisto. Se alzó ante mí, una colina escarpada. Al principio, como siempre, quise enfrentarme a ella a solas. No buscaba ni quería ayuda. A medida que ascendía esta colina, parecía que su cumbre se alejaba. No hice caso en un principio, y los obstáculos del empinado camino, que cada vez eran mayores y más numerosos, intentaba sortearlos sin ayuda.
Cuando miré hacia abajo, me di cuenta de lo mucho que había subido, de lo alto que estaba, y sin embargo, la cumbre estaba mucho más lejana que cuando comence a ascender por el obstáculo. La colina era ya una señora montaña, y su ascensión sin ayuda era absolutamente imposible.
Entonces me di cuenta, siempre en el último momento, de las manos que tenía tendidas hacia mí. Las figuras que habían estado empujándome desde el principio, cuando comencé la ascensión creyéndome solo. Las manos que yo tomé por salientes de roca, para sortear, este o aquel escollo. Esas figuras estaban ahí desde el principio, y a medida que la colina se iba convirtiendo en montaña, ayudaban con más fuerza. Lo mejor era que iban apareciendo nuevas figuras, cada una de las cuales aportaba algo, para que el ascenso, que siempre será duro, dificil y a menudo, frustrante, se haga un poco más llevadero.
Las primeras figuras que influyen en tu camino, a las que aludía al principio, son personales, privadas y algunas hasta secretas.
Las figuras que me han ayudado desde el principio con mi particular obstáculo y las que han ido apareciendo son a las que quiero dar las gracias públicamente hoy aquí.
Mi esposa y mis hijas. Siempre ahí. Dándome con su simple mirada, fuerzas para enfrentarme a lo que sea por ascender este obstáculo. Mi esposa estuvo tirando de mi mano, sin que yo lo notase, desde antes de comenzar a subir. Me parecía que buscaba consuelo por tener que enfrentarnos a este reto cuando lo que hacía era llevarme de la mano siempre hacia arriba. Te quiero, mi vida.
Mis padres y hermanos. Ellos son la fuerza extra que me sustenta cuando mis fuerzas fallan y hay que sujetarme, para no retroceder. Mi esposa y mis hijas son el motor que me ayuda a subir. Mis padres y hermanos forman la plataforma en la que mi esposa y yo podemos descansar para coger fuerzas y continuar. Nunca os lo agradeceré lo suficiente.
Mi familia política. Por desgracia estamos más alejados físicamente, pero cuando estamos juntos, tengo la gran suerte de poder decir de ellos que son exactamente la plataforma que necesito, calcada a la que forman mis padres y hermanos. Tengo la satisfacción de poder decir que mi familia y la de mi mujer podemos ir juntos a donde sea. Muchísimas gracias a todos.
Y no quiero olvidarme de esas figuras que han ido apareciendo a lo largo del camino. Algunas aparecieron, hicieron su labor y ya no están ahí a toda máquina. Pero en su día fueron algo a lo que agarrarse y sigo ligado a ellas. Muchas gracias a Proyecto Foltra y al Dr. Devesa. Espero que si los nuevos tratamientos trabajan bien, pueda volver a engancharme a su estela.
Muchas gracias a Jesús, Raquel y Antonia, neurólogo y medicos rehabilitadoras que veo que os preocupais por proporcionarme una mejor calidad de vida, luchando contra la situación reinante y con cada vez más restricciones impuestas por indivíduos no profesionales de la salud.
Muchísimas gracias al grupo que veo 3 veces por semana, este verano desde junio a septiembre y ahora desde mediados de diciembre hasta…que me querais 🙂 Las fisioterapeutas Pilar y Mayte, que cuando llegas con algún tipo de daño, incómodo y dolorido, y las ves desde la camilla, con la luz del techo tras ellas, parecen los espíritus sanadores que realmente son. Sandra (al igual que yo fan incondicional de la Tierra Media), Manoli (la más guapa, la más alta y la más rubia 😉 ), Angelines, Amparo, José Antonio, auxiliares que cargan conmigo con una sonrisa en la boca. Me molesta más verlas sudar al intentar moverme cuando la espasticidad me atenaza, que tener ésta en mi cuerpo. Teresa, terapeuta ocupacional, que con sus trabajos y consejos intenta que siga usando mi mano izquierda con seminormalidad y pueda valerme por mi mismo, día a día. Os dejo un link al blog que tiene. Hay un capítulo entero sobre la EM con gran cantidad de información útil. Creo que tengo algo de culpa de esto… 😉 Este es el link : Espacio de Terapia ocupacional.
Tambien quiero agradecer a los visitantes de este blog, especialmente a Rosa, por todo lo que haces y has hecho por los enfermos de EM. A Marisol, que lleva siguiendo la singladura de este blog prácticamente desde que comenzó . A todos los que os pasais regularmente y dejais comentarios. A todos los que me habeis dejado una palabra amable, de ánimo, de apoyo, y también al que pasa por aquí, aunque sea accidentalmente y se para unos instantes a leer las cosas que le pasan por la cabeza a un desconocido.
Mi familia, tanto carnal, como política son los que cargan con mi peso en su afán de ayudarme a subir esta montaña que se alza en mi camino. Pero el resto que he nombrado son las manos que se abren a mi paso, los que me ayudan con un escollo, los que evitan el resbalón, los que tiran de mí desde una zona más elevada.
Muchas gracias a todos.
Gracias compañero de fatigas y de lucha interminable, seguiremos a la par, sin descanso y sin pausa; al final del camino nos encontraremos de la manera que sea y diremos: ha valido la pena y hemos aprendido y adquirido nuevos valores que antes ni en ellos pensábamos, esto nos ha ayudado. No te olvido porque estamos en el mismo barco y saldremos airosos de él , cuándo?? no lo sabemos pero el día llegará .
Un abrazo a la distancia cargado de ánimo y siempre energía positiva.
De nada Hermano, esta plataforma estará ahí siempre mientras las fuerzas no nos abandonen. Esta es una familia fuerte y grande y toda ella te quiere.